“A mal tiempo… luz barata”
El otro día enzarzado en una discusión en Twitter, alguien afirmaba que las renovables lo único…
El otro día enzarzado en una discusión en Twitter, alguien afirmaba que las renovables lo único…
Ursula Von der Leyen, ministra de Defensa de Alemania, acaba de reclamar la revisión de la política de seguridad nacional del país, algo que sólo ocurre cuando un acontecimiento realmente importante cambia en el tablero geopolítico: las dos veces anteriores fue a raíz de los atentados del 11 de septiembre y de la caída de la URSS. El motivo de su demanda es el comportamiento del Presidente ruso: “Alemania no debe hacerse ilusiones; Vladímir Putin intenta sustituir el derecho internacional por una política de dominación y esferas de influencia”, en palabras de la Ministra.
Se puede empezar hablando de Europa y energía pero siempre se acabará discutiendo solo sobre…
En España nos sobra gas. Bueno, lo que sobra es infraestructura gasista ya que tenemos una de las mejores del mundo; contando con Canarias, hay siete plantas regasificadoras –devuelven al estado gaseoso el gas licuado que transportan los buques metaneros–, dos soberbios gasoductos con el norte de África y 27.206 MW de potencia en ciclos combinados para producir electricidad. Los que afirman que podríamos ser una de las puertas de entrada del combustible a la UE no se equivocan; sólo hace falta que convenzan a los franceses para que las infraestructuras de conexión con el resto del continente se construyan pronto.
Es frecuente que se ataque el que algunas centrales de producción eléctrica, sobre todo los ciclos combinados de gas, pero también las de carbón, fuel y ciertas hidráulicas, cobren por el hecho de existir, sin que estén produciendo energía ninguna. Desde luego, al sentido común le chirría eso de que reciban euros contantes y sonantes por no hacer nada. Sin embargo, ese pago, denominado “pago por capacidad”, tiene justificación, pero a medio y largo plazo es contraproducente para el desarrollo de las energías renovables.
El pasado 28 de mayo, la Comisión Europea presentó su Comunicación sobre la Estrategia de Seguridad Energética Europea, en la que analiza la situación energética actual en la Unión Europea y presenta las acciones a emprender en el corto y medio plazo.
Parece que el partido que nos gobierna se empeña en ir en contra de la corriente, independientemente de la dirección de esta. Cuando fuimos pioneros en el desarrollo de las tecnologías renovables abriendo camino, nuestro entorno nos observaba con atención para ver cómo evolucionábamos. Fue tan acertada la decisión, que el resto de países, con mayor o menor grado de industrialización y con mayor o menor disponibilidad de combustibles fósiles iniciaron el mismo trayecto sin vuelta atrás.
Desde hace unos años y a raíz de que ningún gobierno ha sido capaz de atajar el famoso déficit de tarifa eléctrico, ha ido calando en la sociedad que la causa de que éste se haya disparado, es la implantación de instalaciones de régimen especial y a la correspondiente retribución de la prima asociada a la energía vertida al sistema. La realidad es que frente a las primas a las renovables existen importantes subvenciones a las energías convencionales de las que nunca se habla. Veamos en qué consisten los incentivos de unas y las ayudas a otras.
La UE lleva una década sufriendo las desavenencias entre Rusia y Ucrania. El primero es el primer exportador de gas al territorio comunitario –el 30% del total– y el segundo es el principal país de tránsito de dicho gas –nada menos que el 80%–, en virtud de la configuración de los gasoductos europeos. Ya en 2006 y 2009, Rusia cortó el suministro de gas a Ucrania por impago y este último país, en desacuerdo con la medida, optó por aprovechar el combustible destinado a la UE para cubrir sus propias necesidades, provocando el desabasteciendo de los destinatarios finales. En la última de las dos crisis citadas, Alemania cedió parte de sus reservas a varios de los países centroeuropeos que, en plena ola de frío invernal, se vieron privados de calefacción por falta de combustible.
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